Poema de Amado Nervo


¡Si una espina me
hiere, me aparto de la espina,
...pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad
envidiosa en mí clava los dardos de su inquina,
esquivase en silencio mi planta, y se encamina,
hacia más puro ambiente de amor y caridad.
¿Rencores? ¡De qué sirven! ¡Qué logran los rencores!
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,
se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz.
¡Será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer, vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz!
Vídeo/poema: Inmortalidad
¿El amor puede vencer el odio? El odio es lo
inmediato, no le gusta esperar, es un rayo que cae y es imposible controlar su
poder destructivo. El amor, en cambio, cae en cuenta gotas, pero su paz es fascinante y atrae todo a su alrededor, no espanta. Al final del camino siempre querremos que
nos recuerden con amor y eso sucederá si todo lo que hacemos lo construimos
con ese material… a pesar de los espinos.
Confía en tus seres queridos, no en tus impulsos.
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