Palabras serenas

Poema de Gabriela Mistral




Ya en la mitad de mis días espigo
esta verdad con frescura de flor:
la vida es oro y dulzura de trigo,
es breve el odio e inmenso el amor.

Mudemos ya por el verso sonriente
aquel listado de sangre con hiel.
Abren violetas divinas, y el viento
desprende al valle un aliento de miel.

Ahora no sólo comprendo al que reza;
ahora comprendo al que rompe a cantar.
La sed es larga, la cuesta es aviesa;
pero en un lirio se enreda el mirar.

Grávidos van nuestros ojos de llanto
y un arroyuelo nos hace sonreír;
por una alondra que erige su canto
nos olvidamos que es duro morir.

No hay nada ya que mis carnes taladre.
Con el amor acabóse el hervir.
Aún me apacienta el mirar de mi madre.
¡Siento que Dios me va haciendo dormir!


              Vídeo/poema: Adiós


                

                El paraíso que tanto buscas está en tu mente.


 Al llegar a la edad madura y recién conocerme, saber cómo trabaja mi mente, como controlarme y que efecto causo en los demás. Recién ahora comprendo algunos momentos de mi pasado y que valioso me hubiera resultado tener está información en mí impetuosa juventud. Hay muchos recursos que te preparan para la vida, solo que uno no los toma porque los considera poco prácticos, prejuzgando sin motivos. Pero como dice el dicho “Mejor tarde que nunca”.


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