Retrato de mujer

 Poema de Gonzalo Rojas

Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,

sola en tu espejo, libre de marido, desnuda

con la exacta y terrible realidad del gran vértigo

que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,

y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.

Te juré no escribirte. Por eso estoy llamándote en el aire

para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,

sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo

que nunca me oyes, eso que no me entiendes nunca,

aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.

Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,

y quémame en el último cigarrillo del miedo

al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste

con la herida visible de tu belleza. Lástima

de la que llora y llora en la tormenta.

No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago

tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,

una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa

que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,

mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.

Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,

y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo

de la noche, y me besas lo mismo que una ola.

Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás

conmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura.

                   Vídeo/poema:  La fotografía

Hay quienes no reconocen el fuego de los astros porque nunca tuvieron una chispa en su interior.

A lo largo de la historia la mujer siempre se la asocia a algo o alguien para darle valor. Pero afortunadamente en estos tiempos la mujer tiene valor por peso propio. Ellas son líderes, son emprendedoras y sin perder su esencia. Tienen la posibilidad de luchar por su libertad, aunque se alcen voces en contra deberíamos sumarnos a su lucha.  Porque no es una lucha contra el hombre, es una lucha contra la violencia. Siempre el hombre se impuso al hombre por fortaleza física, pero en esos tiempos no había el conocimiento que hay ahora. La comunicación pacifica es lo único que puede salvar a este mundo. Y en este momento esa batalla la están peleando las mujeres a contra viento y marea, el de poder vivir en paz y sin violencia.