Poema de Ramón de Campoamo
A la infiel más infiel de las hermosas
un hombre la quería, y yo la amaba;
y ella a un tiempo a los dos nos encantaba
con la miel de sus frases engañosas.
Mientras él, con sus flores venenosas,
queriéndola, su aliento emponzoñaba,
yo de ella ante los pies, que idolatraba,
acabadas de abrir echaba rosas.
De su favor ya en vano el aire arrecia;
mintió a los dos, y sufrirá el castigo
que uno la da por vil, y otro por necia.
No hallará paz con él, ni bien conmigo:
él, que solo la quiso, la desprecia;
yo, que tanto la amaba, la maldigo.
El amor se puede apagar
El amor, como cualquier otra emoción o experiencia humana, no está exento de la ley de la impermanencia. Entender que todo lo que vive también puede cambiar o terminar es fundamental para aceptar que el amor puede apagarse.
El amor puede pasar por ciclos, momentos de intensidad y otros de quietud. Sin embargo, cuando la quietud se convierte en vacío, cuando la pasión se enfría hasta el punto de la extinción, enfrentamos la realidad del amor que se apaga.
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